Hoy vuelvo a retomar el tema de la crítica de arte pero esta vez trataré el trabajo de una de las más importantes y fascinantes críticas de arte que hemos tenido en nuestro país, Margarita Nelken Mansberger. Tengamos en cuenta que estamos en el momento de la crítica de arte en la primera mitad del siglo XX donde se aprecia la influencia de la escuela de Viena y además dentro de la modernidad están las primeras vanguardias y las segundas vanguardias desde 1900 a 1945, después de esto viene la posmodernidad a partir del año 1968. Se da un planteamiento general de las tendencias más influyentes, donde encontramos a filósofos que influyen en la estética del siglo XX.
La gran influencia de Freud es fundamental en la gestación de la crítica de arte en las primeras décadas del siglo XX porque lo que plantea es una ruptura con la disciplina positivista y un mayor interés por el subconsciente, fractura de lo estable e intelectual. Por otro lado está el círculo de la historia del arte de la Universidad de Viena, las grandes figuras de la historia del arte entonces están en ella. Se aprecian tres tendencias que influyen en la crítica del arte: Tendencia Analítica o Fonocentrista, con Ludwig Wittgenstein (1889-1951), Tendencia Iconológica-Iconográfica, con Aby Warburg (1866-1929) y Erwin Panofsky (1892-1968) y por último Tendencia Sociológica con Arnold Hauser (1892-1978) y Pierre Francastel (1900-1970).
En España, la situación era así. La Crítica española es más retardataria, sólo se encuentran unos pocos focos de vanguardia. Vázquez Díaz sólo pasó dos años en París pero fue muy criticado por "traer el arte extranjero", defendiendo el crítico a ultranza "el arte español no contaminado". La influencia de la tradición, vinculada al gusto más conservador y decimonónico predomina aquí. Encontramos a Bernardino de Pantorba, que realizó una revisión sobre las exposiciones nacionales, pero estuvo muy desconectado de las tendencias internacionales, o José Francés (conocido bajo el seudónimo Silvio Lago). Además hay una tendencia conocida como "Arte Nuevo" que sería una crítica moderada donde encontramos a Eugenio D'Ors, Margarita Nelken y Josep M. Junoy (Héctor Bielsa). Sí que había unos críticos que defendieron la vanguardia como Ramón Gómez de la Serna, Westerdahl o Gasch.
A comienzos de siglo, entre 1900-1910, encontramos dos focos que serían Madrid y Barcelona. Al inicio de la I Guerra Mundial muchos artistas de la vanguardia se trasladaron a Madrid y a Barcelona, escribiendo y realizando revistas y publicaciones, algo que sirvió como revulsivo hacia las vanguardias.
En la década de 1920 los artistas españoles seguían marchándose a París pero se dio una especie de unión de artistas que buscaban renovar la cultura española creando un arte nuevo apartado de los movimientos del momento. Se creó por ejemplo la Sociedad de Artistas Ibéricos o Artistas Íntegros (1920-1936) que realizó este escrito en la Revista Alfar; "Somos muchos los que venimos notando, con dolor, el hecho de que Madrid no pueda estar al tanto del movimiento plástico del mundo, ni aún de su propia nación (...) Ello imposibilita cualquier movimiento renovador (...)". Entre sus exposiciones destacó LA EXPOSICIÓN DE ARTISTAS IBÉRICOS (1925) en el Palacio de Velázquez del Retiro en el que se expusieron unas 500 obras de 44 artistas como Solona, Palencia, Dalí, Barradas... Críticos como Gasch y Benet apoyaron esto, pero también hubo posturas algo enfrentadas como Feliu Elias. El afán de renovación llegó también a lugares como Sevilla y Málaga, fundándose en ambas revistas entre las que destacan la sevillana Mediodía (1926) y la malagueña Litoral (1926).
En la década de 1930 el arte internacional y español se convirtió en un arte más combativo y politizado, al igual que la crítica, debido a los conflictos bélicos del momento. En esta década se creó el grupo ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas) en 1932. Naciendo, además, la Gaceta de Arte (1932. Tenerife. Eduardo Westerdahl), el II Boletín Internacional del Surrealismo y la Exposición Surrealista ambos en 1935, varias revistas, el Grupo Constructivo (de la mano de Joaquín Torres García en 1933, Madrid, con el Manifiesto Constructivo) y el Primer Concurso de Crítica de Arte en 1938.
MARGARITA NELKEN MANSBERGER (1894-1968)
Fue crítica de arte, traductora y diputada socialista. Nació en Madrid el 5 de julio de 1894 y falleció en Ciudad de México el 8 de marzo de 1968. A pesar de estar en contra del sufragio femenino, apoyó la independencia de la mujer y fue muy feminista. "Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario". Entre sus obras y actividades dentro del feminismo encontramos:
- La condición social de la mujer en España. Su estado actual: su posible desarrollo, 1919.
- En torno a nosotras (diálogo socrático), 1927.
- Las escritoras españolas, 1930.
- La mujer ante las Cortes Constituyentes, 1931.
Dentro del campo artístico también tuvo una extensa producción, realizando libros, artículos para revistas y periódicos, conferencias y cursos... Además, trabajó para diversos países.
Escribió lo siguiente sobre la Crítica de Arte: "Yo creo que la crítica debe ser apasionada y parcial; que se debe juzgar una obra, no como es la obra en sí, sino como es en relación a las demás obras de su índole". Consideraba que debía ser apasionada y objetiva, influenciada por Charles Baudelaire.
"En España, el público generalmente se desinteresa por completo de las cuestiones artísticas. Esto ha sido dicho y repetido demasiadas veces, para no parecer plenamente admitido... se confía en los juicios de algunos, que efectivamente parecen autorizados para dirigir el espíritu público... el público español cree saber cuáles son sus grandes artistas actuales, y no lo sabe. Cree conocer sus obras, y no conoce ninguna de ellas. Cree saber cuales son los artistas españoles que más fama tienen en el extranjero, y todas las noticias que recibe sobre eso son falsas o mal interpretadas (...)."
Margarita se posiciona en contra de lo que habla Eugenio D'Ors de un arte catalán, algo que le llevó a reflexionar sobre el carácter del arte español.
El arte catalán, 1919.
"La definición de un arte nacional o regional es cosa harto difícil; únicamente tierras de espíritu muy exaltado o muy recogido se expresan plenamente en una creación artística; por ejemplo: Castilla en el Greco... Castilla, con ser una de las tierras más exaltadas y más "espiritualmente encarnables" del mundo, tiene hoy día apenas dos o tres artistas para encarnarla...
Ante todo: ¿existe hoy un arte que pueda ostentar realmente el título de arte catalán; es decir, de arte particular de Cataluña? Los artistas catalanes, muchos escritores catalanes, sobre todo, creen y aseguran que sí; nosotros, por el contrario, creemos que no, y esto no implica, por nuestra parte, como podrá verse más lejos, ningún menosprecio del arte que, en la actualidad, produce Cataluña...
... puede decirse del arte de Zuloaga que es genuinamente castellano, pero de un Romero de Torres, que tan admirablemente canta a Andalucía, no se puede decir que crea un arte andaluz, como, en el otro extremo, tampoco puede decirse de Van Gogh, tan genial, que haya producido un arte de su patria, o sea un arte holandés. Y, con menos razón todavía, podrá decirse que el arte catalán actual sea expresión perfecta y perfectamente lógica de Cataluña.
Lo primero que se afirma en este arte son sus influencias, es decir, lo de fuera. ¿Arte mediterráneo? Si el calificativo significa una diferenciación con Castilla, bueno; si significa arte inherente a la costa mediterránea, de ningún modo: porque ¿Cómo admitir que Cézanne o Picasso encarnen el espíritu neogriego o siquiera neolatino? Y una obediencia a Cézanne y a Picasso es lo que, ante todo y por encima de todo, vemos aquí. Y conste que no lo censuramos... Más vale, cien y mil veces, intentar seguir las inquietudes de los maestros del espíritu moderno -sin distinción ni sujeción a normas de antemano impuestas y no sentidas-, que no, bajo pretexto de una imposible aspiración de terruño, confinarse en repeticiones más o menos académicas. Y, sin duda alguna, los catalanes serán, con algunos vascos, los que abrirán a nuestro arte las ventanas que dejarán entrar el aire renovador de pureza (...).
Después trata lo que ella llama "El carácter español" criticando la visión noventayochista de España; se opone a la visión exótica del país.
"De arte. El peligro del carácter", El Fígaro, Madrid, viernes 28 de noviembre de 1919.
"El carácter español".
Ya hace mucho que los tipos de España estaban en alza; siempre fue nuestra tierra, para el mundo más uniformemente civilizado, algo así como la tierra de promisión de lo pintoresco; pero ahora ya no se trata de exhibir -y vender- por esas Exposiciones de Dios charras y manolas a la usanza de novelas exóticas. La visualidad en pintura "de raza" no es ya admitida más que por algunos "protectores" de España; por ejemplo, los yanquis, demasiado sugestionados por las majas cantantes y danzantes. Fuera de la Hispanic Society de Nueva York, los cuadros de Sorolla y a lo Sorolla (hay Sorollas más o menos sorollescos en todas las regiones típicas de nuestra Península) no pasan de ser pasmosos juegos malabares (...).
El causado por los mismos artistas españoles que ven el carácter de su tierra a través de la interpretación que de antemano buscan en modelos exóticos.
Gutiérrez Solana y la Exposición de París.
Exposición Gregorio Prieto en el Ateneo, en el Fígaro, Madrid, jueves 10 de abril de 1919. "El carácter español".
Romero de Torres. Vázquez Díaz. Gutiérrez Solana.
La pintura española (la verdadera, no la que se fragua con los desechos de los salones exóticos) es castellana únicamente: castellano fue el Greco y castellano es hoy Zuloaga, y sobre un fondo castellano se hizo hasta la misma escuela de Sevilla. 1919.
La comprensión de nuestro arte es para los extranjeros tan difícil como la de nuestro espíritu; el mismo Rodin no supo acercarse al Greco; para Carrière el paisaje castellano era tan sólo un paisaje pobre y monótono; no supo alcanzar, no ya su grandiosidad, más ni siquiera la magnitud de su desolación. A Zuloaga, dirán algunos, París le comprende. No; no le comprende. Zuloaga se ha impuesto a París, que no es lo mismo.
Defendió a un gran artista español como lo fue Julio Antonio, contraponiéndolo por ejemplo al mismo Pablo Picasso.
La escultura española comprende, además de la producción exacerbada del centro, la producción, o, por lo menos la influencia directa del neoaticismo de la costa oriental (...) 1919.
Julio Antonio se afirma categóricamente -frente a las manifestaciones escultóricas de otros países-, no como un gran escultor español, sino como el escultor español por excelencia, el que ha de resumir por sí solo todo el espíritu que debe ser el de la escultura española...
Ya que Picasso, el Picasso insuperable de hace unos años, está tan internacionalizado que a nadie, ni a él mismo probablemente, se le ocurre pensar que pudiera ser español.
Julio Antonio, Monumento a los héroes de Tarragona, 1911-1916
Este monumento tiene para nosotros, ante todo, el interés de ofrecernos, fundidos en una exaltación definitiva, los dos sentimientos ejes de toda la producción de Julio Antonio: el sentimiento que, a través de la influencia de su origen tarraconense, remonta hasta el más puro aticismo, y el sentimiento que, a través de las catedrales y de nuestro arte medieval, busca su fuente entre las entrañas mismas de Castilla, el patetismo más torturado, fundido en la serenidad más elevada, o, mejor dicho, el dolor aceptado gracias a la dominación del ritmo. Y la influencia bizantina que algunos ven en el deseo de ornamentación exterior de ciertas obras de Julio Antonio, y principalmente en el manto de la figura femenina de este monumento, desaparece para nosotros en la fusión tan absoluta de este patetismo y de esta serenidad.
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