Hace dos años tuve la oportunidad de estudiar en el grado la asignatura llamada Arte en Portugal y su proyección en ultramar, por eso hoy he querido hacer el análisis de una de las arquitecturas más fascinantes del país vecino y reivindicarla. Se trata del Monasterio de los Jerónimos de Belém, obra cumbre del arte manuelino cuyo análisis se centrará sobre todo en la labor del artista Joâo Del Castilho.
Antes de entrar de lleno en la intervención de Joâo, se hace necesario explicar la labor en el monasterio de Diogo Boitac, uno de los creadores del arte manuelino junto a Mateus Fernandes y los hermanos Francisco y Diogo de Arruda. El maestro Boitac era un arquitecto con un posible origen francés, se llegó a concretar incluso su procedencia de la región del Languedoc. Esto se aprecia en su conocimiento sobre la arquitectura borgoñona y la influencia catalana, también fue un maestro constructor itinerante.
Su trabajo en el Monasterio de los Jerónimos tuvo lugar entre los años 1502 y 1516 dejando acabados tan sólo los muros periféricos y las columnas, siendo luego sucedido por Joâo Del Castilho que introdujo un estilo más renacentista como se verá más adelante. Boitac en un principio planteó el edificio como si fueran cuatro monasterios unidos, lo que hubiera dado lugar a un edificio mucho mayor que el conservado actualmente. Sentó las bases para esta iglesia con planta de salón dividida en tres naves con cinco tramos bajo una única bóveda y un transepto claramente marcado, pero sólo un poco de proyección y un coro elevado. Construyó los muros de la iglesia en cuanto a las cornisas y luego comenzó la construcción del monasterio antiguo.
Comenzamos con la intervención realizada por Joâo Del Castilho, primero es necesario aportar unos datos biográficos sobre este maestro de origen español cuya presencia se data en Portugal desde 1509. Su labor define la arquitectura manuelina a partir de 1515. Gracias a un informe redactado por el rey Juan III hacia 1533 sobre los arquitectos que trabajan durante su reinado es por lo que tenemos muy documentada la obra de Joâo. Dirigió un taller compuesto por un elevado número de artistas y realizará una arquitectura de tradición tardogótica con decoración adaptada al gusto protorrenacentista. De formación bastante erudita, pues la historiografía le ha considerado conocedor de la arquitectura clásica. A pesar de ello, no existe documentación que pruebe que haya realizado algún viaje a Italia durante su formación, pero en sus obras demuestra conocer perfectamente la arquitectura de Nápoles. Se sabe que hacia 1507 trabajó en las obras de la Catedral de Sevilla bajo ordenes de Alonso Rodríguez y junto a Pedro Trillo. Al año siguiente Alonso Rodríguez viajó a Setúbal para comprar materiales de construcción necesarios en la obra de la catedral hispalense, por lo que se piensa que en dicho viaje le acompañó Joao Del Castilho y tomó la decisión de quedarse en Portugal. Otros autores plantean que se desplazó junto a su maestro a Santiago de Compostela para las obras del Hospital Real y que desde allí viajó a Portugal. Joâo Del Castilho trabajó al servicio de los reyes Manuel I y Juan III.
PORTAL PRINCIPAL, NICOLAU DE CHANTERENNE, 1517
Esta portada principal, situada a los pies de la iglesia, presenta un aire mucho más renacentista. Chanterenne era un arquitecto y escultor muy apreciado por el rey Manuel I y esta portada es su obra más destacada en Lisboa. Presenta un marcado carácter escultórico: en las jambas aparecen representados los reyes don Manuel y doña María de Aragón, ambos protegidos por santos (él por San Jerónimo y ella por San Juan Bautista), mientras que en los registros superiores se han representado escenas de la vida de María. Dos ángeles sostienen la heráldica de la dinastía Avis sobre la clave del arco escarzano, cuyas jambas están completamente decoradas por grutescos y candelieri.
PORTAL SUR, JOÂO DEL CASTILHO, 1517
Hablando de su interior, las naves se dividen a su vez en cinco tramos, desarrollándose el coro alto en los dos primeros. Lo más novedoso del interior es que los soportes del transepto son pilares de sección circular realmente finos que se sitúan en los vértices del espacio. Para el resto del espacio se ha empleado como soportes pilares de sección circular de proporciones góticas, pero con decoración a candelieri muy detallada. Las bóvedas de crucería se unen entre ellas, pues comparten nervios y dan una sensación de aspecto de telarañas. El retablo del altar mayor es obra de Lorenzo Salcedo, artista manierista sevillano asentado en Lisboa. +
Para finalizar este análisis, procedo a dar una explicación sobre el significado de Arte Manuelino (1490-1535). Se trata de un término revisable ya que durante el siglo XIX este estilo se reavivó para identificarlo con la nación de Portugal aunque realmente no es un estilo artístico como tal. El manuelino siempre hay que insertarlo en el período del tardo-gótico europeo, aunque incluye elementos del protorrenacimiento y otros del mudejarismo. Se trata de un término que viene a designar el arte llevado a cabo durante el reinado de don Manuel de Avis (1495-1521), aunque aparecerán obras de este estilo hasta mediados de la década de 1530.
Hoy
en día el concepto de manuelino representa una gran variedad de calificativos,
entre ellos el eclecticismo quizás sea el mejor representante. La primera vez
que se utilizó este término fue por el arqueólogo e historiador Francisco
Adolfo Varnhagen en 1842, al referirse a la Torre de Belem y la ventana de
la Sala del Capítulo del Monasterio del Cristo de Tomar. La decoración de esta
ventana supuso un cambio sustancial de los elementos arquitectónicos en
Portugal. Varnhagen, dio claves para identificar el estilo manuelino.
Habla del
predominio del arco de medio punto y arco carpanel, utilización de otro tipos
de arcos como peraltado o policéntrico, existencia de bóvedas sostenidas por
arco pilares fasciculados, proliferación de esculturas y relieves,
extravagancia de arabescos, bestiarios, grutescos o similares, ausencia de
molduras rectas, variedad de capiteles, ménsulas y gárgolas, falta de simetría,
preferencia por la planta octogonal, utilización de los lemas manuelinos por
excelencia, como la esfera armilar o de los matemáticos. En definitiva, es una
decoración abultada y geométrica, con elementos como las alcachofas, hebillas
de cinturón, cesterías o animales con cierta tendencia oriental. Se ha dicho también
que toda esta decoración pudo estar influenciada por la época de los
descubrimientos, pero esto es polémico. Lo que es cierto es el carácter popular
de las obras, puesto que no había manos artísticas suficientes para cubrir las
necesidades de todas las edificaciones que se emprendieron en este momento.
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