La fascinante pintura que tenemos ante nuestros ojos se trata de El Juramento de los Horacios del pintor neoclásico francés Jacques-Louis David, llevada a cabo en el año 1784. Ubicada en el Museo del Louvre de París (Francia) y su técnica es óleo sobre lienzo.
Para conocer el por qué de la ejecución de esta obra, es necesario remontarse al año 1774 cuando David consiguió el Premio de Roma con la pintura Erasístrato descubre la causa del mal de Antíoco. Dicho hecho le permitió quedarse cinco años en Roma, desde 1775 a 1780. De vuelta a París presentó una exposición con un éxito tan clamoroso que el rey Luis XVI de Francia le permitió alojarse en el Louvre, este privilegio tan distinguido era muy deseado por los artistas por lo que podría decirse que David fue bastante afortunado. El Juramento de los Horacios fue un encargo del propio rey con la intención de que fuera una alegoría sobre la lealtad al estado y, por supuesto, al monarca. Tengamos en cuenta que nos encontramos en 1784, precisamente cinco años antes de un suceso histórico como la Revolución Francesa, por lo que hubo un aumento de las pinturas que hacían referencia a la lealtad hacia el estado mucho más que a la familia o a la iglesia. Por lo tanto, esta pintura acabó por convertirse en una de las imágenes más representativas de la época así como la obra de arte que significaría el punto de partida del estilo neoclásico.
Pero, ¿qué historia nos quiere contar Jacques Louis-David con esta pintura? Tenemos que remontarnos al origen legendario de la ciudad de Roma, en el siglo VII a.C. se encontraba en lucha con la ciudad de Alba. Dicha guerra sería resuelta mediante el combate singular de tres campeones romanos y tres campeones albanos. Por la parte romana, los designados fueron los tres hermanos de la familia de Horacio y por la parte de Alba, los tres hermanos de los Curiati. Sin embargo, hay que decir que el caso está complicado por el simple hecho de que estas dos familias se encuentran ligadas por sendos matrimonios: una hermana de los Horacios con un hermano de los Curiati, y viceversa.
Por lo tanto, en la pintura de David presenciamos tres momentos: En primer lugar, observamos a los tres hermanos haciendo una declaración de guerra, en segundo lugar observamos el juramento de fidelidad a Roma que les toma su padre sobre las espadas que le llevarán a la lucha y en último lugar, observamos la desesperación de las mujeres, apartadas del ritmo histórico para llorar en su privacidad. Este detalle es así porque la pintura neoclásica tenía por norma diferenciar el espacio masculino y femenino. El masculino es el espacio público, el de la guerra o el trabajo. El espacio femenino será siempre el hogar, la intimidad, y sus labores llorar a los héroes muertos o realizar las tareas domésticas. A raíz de esto, quisiera aprovechar para decir que en este blog seguramente habrá una reivindicación de la figura de una de las mujeres artistas más grandes de la historia del arte llamada Artemisia Gentileschi cuya obra nada tiene que envidiar a la de sus compañeros varones.
Pasamos a hablar de su autor, Jacques Louis-David (1748-1825) nacido el 30 de agosto de 1748 en París y fallecido el 29 de diciembre de 1825 en Bruselas. Se trata del gran maestro en Francia y Europa, formado inicialmente en el país condal siguiendo la escuela tardo-rococó. En el año 1765 se marcha a Italia donde estudia el patrimonio del país encontrando en Rafael un referente fundamental.
David es el creador de la pintura histórica moderna, lo que despertó la admiración de los contemporáneos, su pintura supone una ruptura con el rococó, impone una pintura seria y austera donde la antigüedad se convierte en el modelo. Desarrolla una técnica dibujística y en su obra el dibujo potencia la forma y da un carácter heroico a las figuras, es necesario mencionar que el color para él solo sirve de acompañante, nunca es importante.
En su pintura, sigue los modelos de los relieves grecorromanos con el fondo plano y los personajes se representan de derecha a izquierda como vemos claramente en la obra que estamos comentando.
La obra de Jacques Louis-David se divide en 3 etapas: La primera sería la etapa barroca, de carácter formativo, la etapa revolucionaria que es donde El Juramento de los Horacios se enmarca junto a otras pinturas como La muerte de Sócrates y París y Helena, y por último la etapa imperial donde su arte queda deslumbrado por los ideales imperiales de Napoleón.
Para finalizar este análisis, es necesario hablar de la pintura neoclásica en sí y es que comienza a mediados del siglo XVIII y se prolonga hasta mediados del siglo XIX produciéndose una vuelta a los valores clásicos. Lo que hizo necesario encontrar fuentes como el clasicismo del Renacimiento, seguimiento de la escultura clásica, importancia del dibujo y la forma.
La pintura neoclásica lleva a cabo una serie de aportaciones planteando un nuevo concepto de arte, una nueva forma de enseñar arte y el planteamiento de la creación de los salones. Hasta la fecha el arte era considerado un oficio, una técnica, por lo que enseñar arte era aprender fórmulas y recursos para ganarte la vida.
Con la desaparición de la monarquía e iglesia, el estado será el único gran mecenas de la pintura neoclásica pero con un sentido utilitarista ya que lo utiliza en beneficio de la propaganda. El dibujo será el aspecto que más caracteriza a la pintura neoclásica, ya que permite expresar los valores de belleza encontrados en la escultura. El color frente al colorido barroco decrece, acompaña al dibujo pero sin ocultarlo. Las composiciones pasan a ser simétricas y equilibradas.
Los temas de la pintura neoclásica se desarrollan con una voluntad grandiosa y suntuosa, buscando así nuevos compradores ya que las obras se mostraban en salones y allí había que captar la atención.
Los principales temas están en disparidad con el barroco. Frente a temas religiosos ahora están de otra índole profana, los temas mitológicos donde tomaran importancia los dioses olímpicos con sus respectivos desnudos. Se pretendía captar los ideales de belleza en la mitología.
El género histórico también estará en vigor, se desarrollan buscando las recreaciones escenográficas. Dentro de este género hay dos ámbitos: la historia antigua que abarca todo el mundo clásico y por otro lado la historia reciente donde vemos hechos importantes como la revolución francesa o las campañas napoleónicas. Por último, otro género importante será el retrato gracias a la aristocracia. La burguesía también quiere inmortalizar los rostros de las grandes figuras familiares.
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